En esta ocasión, Tintín se embarca hacia Oriente, donde se involucra en una nueva aventura con Filemón Ciclón, un egiptólogo que lo conduce hasta una tumba de un faraón egipcio. Allí descubre unos extraños cigarros y es raptado. Viaja hasta Arabia y posteriormente la India y finalmente acaba pillando la banda que traficaba opio con los cigarros. Por primera vez, encontramos elementos de intriga e investigación, constante que se mantendrá en muchas de las posteriores aventuras.
Sinopsis[]
De vacaciones en un barco de crucero desde el Mediterráneo con destino a Shanghai, Tintín y su perro Milú se encuentran con el millonario director de cine Robert Rastapopoulos y el excéntrico egiptólogo Profesor Filemón Ciclón antes de llegar a Port-Said. Cuando los policías Hernández y Fernández acusan a Tintín de contrabando de heroína, el joven periodista se escapa del barco y se une a Ciclón en la búsqueda de la tumba del desconocido faraón Kih-Oskh en Egipto. Tintín descubre que la tumba está llena de cajas de cigarros etiquetados con un símbolo misterioso, pero él y Ciclón caen inconscientes después de que un enemigo invisible les gasease. Luego son llevados a bordo de un barco de madera en el interior de sarcófagos, capitaneado por el contrabandista Allan Thompson, pero para evitar la guardia costera Thompson ordena que arrogen a Tintín y Milú por la borda. Estos son rescatados por un traficante de armas que les lleva a Arabia Saudí. Viajando por tierra, Tintín se tropieza con el Sheikh Patrash Pasha, un gran fan suyo, y se encuentra con Rastapopoulos, quien filma una película. El ejército local recluta a Tintín y luego lo arresta como espía, antes de que Hernández y Fernández lo rescaten.
A bordo de un avión, Tintín se escapa de Arabia Saudí, pero se queda sin combustible en la India y se estrella en la selva. Allí vuelve a encontrarse con Filemón Ciclón, que ha perdido la razón como resultado de haber sido inyectado con zumo de Radjaijah: "el veneno de la locura". Tintín es hipnotizado por un faquir e institucionalizado en un sanatorio, del que pronto se escapa. El joven reportero conoce al Maharajá de Gaipajama, los dos se hacen amigos y este revela que su familia siempre ha estado luchando contra una banda de contrabando de opio. El faquir aparece y Tintín lo persigue, descubre el escondite de los carteles de la droga y es capaz de capturar el cartel. Tintín reconoce su símbolo de Kih-Oskh y se da cuenta de que es la misma organización que operaba en Egipto y Arabia. El faquir escapa y el líder enmascarado de la conspiración secuestra al hijo del Maharajá. Tintín los persigue en un coche deportivo, rescata al muchacho y el líder muere al caer de un precipicio. Tintín vuelve a Gaipajama, donde es agasajado a su regreso. En las celebraciones desenvuelve uno de los cigarros con el misterioso símbolo de Kih-Oskh y Tintín explica al Maharajá cómo el opio ha pasado de contrabando por todo el mundo a través de los cigarros.